La toponimia de Tarazona tiene raíces muy antiguas y diversas. El nombre “Tarazona” proviene del término latino “Turiaso” o “Turiasso”, que a su vez tiene orígenes celtibéricos. Esta ciudad, situada en la provincia de Zaragoza, ha sido un punto estratégico a lo largo de la historia debido a su ubicación entre los reinos de Castilla, Navarra y Aragón.
Una leyenda local dice que Tarazona fue edificada por Tubalcain y reedificada por Hércules, lo cual se refleja en el escudo de la ciudad2. Sin embargo, la documentación histórica más antigua se remonta a la época romana, aunque existen vestigios celtibéricos que indican un asentamiento anterior.
Como reza el escudo de la ciudad, la leyenda mitológica de la fundación de Tarazona atribuye la edificación de la misma a Tubalcaín, y la reedificación a Hércules: «TubalCain me aedificavit. Hercules me reaedificavit».
Edad Antigua
Los restos más antiguos de la actual Tarazona datan de fines del siglo I a. C., si bien existen noticias documentales y numismáticas de la acuñación de moneda en la Turiasu celtíbera desde el siglo II a. C. Parece que en esta época la ciudad se reducía al barrio del Cinto. Sin embargo, no existen certezas arqueológicas de que la población celtíbera de Turiasu se ubicase bajo la Turiaso romana. De hecho, existe la hipótesis de que Turiasu podría también hacer referencia al cercano poblado de La Oruña (Vera de Moncayo). Tras la conquista romana de Hispania crece el perímetro urbano extendiéndose hacia el río Queiles y ocupando la vega sobre la que hoy se alza la catedral.
En la Hispania romana Tarazona recibió el nombre de Turiaso, siendo una próspera ciudad de derecho romano —sus habitantes tenían pleno derecho de ciudadanía romana— que continuó acuñando moneda en su propia ceca.
Entre los varios hallazgos de época romana cabe señalar las escuelas «Allué Salvador» —villa urbana destruida en el siglo III d. C.—, la Casa de la Vicaría —otra villa destruida en la misma centuria que la anterior— y un sarcófago encontrado en el Convento de los Carmelitas Descalzas. La Exposición permanente «Arqueología del Moncayo», en los bajos del Palacio Episcopal, exhibe algunas de las piezas, que van desde la prehistoria hasta la época romana.
Sin embargo, la pieza de mayor valor hallada en la ciudad se expone en el Museo de Zaragoza. Se trata de un busto excepcional del emperador César Augusto, tallado en sardónice indio a comienzos del reinado de Trajano.16 Es la mayor pieza que se conserva en esta piedra semipreciosa en todo el mundo, con un tamaño de 15 centímetros. Este hallazgo recuerda que, según la tradición, Augusto pasó por Tarazona cuando volvía de las guerras de romanización del norte peninsular y paró durante algún tiempo para recuperarse de diversas dolencias en los baños de Turiaso. De hecho, existe la creencia de que las aguas del Queiles tenían valores curativos. La pieza fue calificada como el hallazgo romano más importante en España en el siglo XX.
En 2007 se produjo otro gran descubrimiento de restos arqueológicos de esta época. Gracias a las obras de restauración de la catedral, salieron a la luz junto al pórtico un edificio semicircular con un gran mosaico romano de 100 metros cuadrados de superficie, una necrópolis y un baptisterio tardorromano, todo ello del siglo IV.
En 2013 apareció un nuevo mosaico muy cercano al anterior.19 Ambos mosaicos parecen estar relacionados con un gran complejo romano que podría tratarse del foro. Estos restos están en proceso de estudio y musealización, ya que destacan por no ser demasiado comunes en la península. Por otro lado, demuestran que el espacio actual de la catedral, a pesar de encontrarse fuera del recinto amurallado medieval, ha desempeñado un papel vital en el urbanismo de Tarazona desde muy temprano.20 Ello vendría a justificar la construcción en ese lugar de la catedral por resultar ser un espacio sagrado antes ya de la invasión musulmana. Además, anteriormente a este descubrimiento ya se habían encontrado restos de un edificio romano de destacadas dimensiones en la obras de restauración del contiguo palacio de Eguarás. Por tanto, esta zona de importancia romana ocuparía un amplio espacio situado en el entorno de la actual plaza de la Seo.
Las invasiones del siglo III conllevaron la destrucción de la parte baja de Tarazona, quedando los supervivientes recluidos en la zona del Cinto.
Edad Media
Alfonso I el Batallador, quien reconquistó Tarazona en 1119. Retrato de Francisco Pradilla de 1879 A pesar de ello, la ciudad no desaparece sino que, por el contrario, surge en el siglo VI como una de las fortalezas visigodas más importantes frente a los vascones, conocida como Tirasona. La existencia de la diócesis de Tarazona está documentada desde el año 449, cuando el obispo León fue asesinado por las tropas bagaudas. Ello convierte a esta diócesis en una de las más antiguas de toda España. La catedral visigoda se hallaba situada en la actual iglesia de la Magdalena. La Virgen del Río es, desde entonces, la patrona de Tarazona, celebrándose su festividad el 7 de noviembre. En la época visigoda destacan las figuras de dos obispos: San Prudencio y San Gaudioso.
Ocupada por los musulmanes en torno al año 714, la ciudad crece notablemente en las siguientes décadas, constituyendo el barrio del Cinto el núcleo principal o medina. Asimismo, surgen dos arrabales, uno en el actual barrio de San Miguel y otro en la zona de la calle Alta Merced. Se desconoce la ubicación de la mozarabía, que debió de ser importante hasta su traslado en 878 a Tudela, hecho que propició una importante regresión demográfica. Por su parte, los judíos estaban instalados en la llamada judería vieja.
La ciudad fue reconquistada en 1119 por el rey Alfonso I de Aragón el Batallador, con un ejército de aragoneses y cruzados franceses en la campaña emprendida tras la toma de Zaragoza (18 de diciembre de 1118), dirigida a la conquista del valle del Ebro, la Dehesa del Moncayo y el Bajo Aragón. En recompensa por los relevantes servicios militares prestados, el conde gascón Céntulo II de Bigorra y de Lourdes, cruzado junto con su hermano el vizconde Gastón IV de Bearn en la conquista de Jerusalén en la Primera cruzada (1096-1099) y participantes ambos en la conquista de Zaragoza, recibió, además de privilegios en esta ciudad, la mitad de la ciudad de Tarazona, en cuyo señorío le sucedió su yerno Pedro de Marsan. Tarazona volvió a convertirse en sede episcopal plena tras 405 años de ocupación musulmana con el nombramiento del obispo Miguel Cornel.
A la muerte del Batallador, Alfonso VII de León ocupó varias ciudades aragonesas —entre ellas Tarazona— aunque poco después retornó a manos aragonesas. De esta manera, Tarazona quedó emplazada como ciudad fronteriza entre Castilla, Navarra y Aragón, cobrando especial importancia estratégica.
Tras la Reconquista, Tarazona acoge a un importante número de repobladores. Se crean dos barrios nuevos, uno en la calle Mayor y otro alrededor del arrabal de San Miguel. Los musulmanes son desplazados al alejado arrabal de Tórtoles y los judíos extienden su barrio mezclándose con los cristianos en la llamada judería nueva. Es a mediados del siglo XII cuando comienza la construcción al otro lado del río de la nueva catedral, en un espacio que había sido ocupado desde la época romana pero que había quedado abandonado por el repliegue de la ciudad al Cinto. A pesar de esta expansión, el centro social, político y comercial continuó estando en la actual calle San Atilano y plaza de la Cárcel Vieja, en el Cinto. Esta plaza medieval era el espacio donde se ubicaba la cárcel, de ahí su nombre hoy, y la Casas del Concejo, que aún se conservan. En ella también se organizaba el mercado.
Durante los siglos XII al XV Tarazona va a constituirse como un enclave de primera magnitud peninsular. La serie de hechos históricos que van a producirse demuestran una centralidad política y diplomática que sobrepasan el ámbito del reino de Aragón.
En septiembre de 1170 se produjo uno de los acontecimientos reales más señalados en la historia de la ciudad ya que en ese año se celebró en la iglesia de San Miguel la boda entre Alfonso VIII de Castilla y Leonor de Inglaterra. Ambos reyes jugaron un papel primordial en su época. El enlace contó con la presencia de Alfonso II de Aragón, aliado del rey castellano.
Más tarde, en junio de 1177, se reunieron en Tarazona tres reyes cristianos. Fernando II de León, Alfonso VIII de Castilla y Alfonso II de Aragón celebraron un encuentro para tratar diferentes cuestiones.
Por mediación del rey de Aragón y de la Santa Sede, volvió a celebrarse un encuentro real en marzo de 1197, esta vez en la muga entre Ágreda y Tarazona. Alfonso II consiguió que Alfonso VIII de Castilla y Sancho VII de Navarra firmaran una tregua y pusiesen fin a sus disputas, aunque la paz fue muy breve.
En la batalla de las Navas de Tolosa estuvo presente el obispo de Tarazona, García Frontín I, que integró la retaguardia del flanco izquierdo del ejército cristiano, el flanco aragonés, junto al rey Pedro II de Aragón.
El 6 de febrero de 1221 Jaime I, el Conquistador, se casó en la vecina ciudad de Ágreda con Leonor de Castilla a la edad de trece años. Tras el enlace, la comitiva nupcial se trasladó a Tarazona para que el rey fuese armado caballero en la catedral y él mismo se ciñó la espada. Formaron parte de este cortejo real caballeros como Blasco I de Alagón, mayordomo del Reino de Aragón, Ato I de Foces, Guillermo IV de Cervera, Ramón de Moncada, Guillermo I de Cervelló o Bernardo Guillermo de Montpellier, que era tío del rey.
En las Cortes que se desarrollaron en Tarazona en 1283 se formó la «Unión» de los nobles contra el rey Pedro III, el Grande —véanse Unión de Aragón y Privilegio General—. Estas Cortes fueron decisivas en la estructura de poder del Reino de Aragón en el futuro ya que los nobles y el Justicia de Aragón institucionalizaron su influencia y se estableció la obligatoriedad por parte del rey de convocar Cortes al menos una vez al año. De este modo quedó definido un equilibrio de poderes que limitó la autoridad de los monarcas aragoneses de forma estricta hasta el reinado de Felipe II, que puso fin a la independencia de las instituciones del Reino de Aragón precisamente en otras Cortes celebradas también en Tarazona, en 1592.
Durante el reinado de Jaime II de Aragón la ciudad recibió diversas concesiones tales como la autorización para celebrar dos ferias al año (1301), el disfrute del Moncayo para los turiasonenses (1323) y el privilegio de franqueza para sus vecinos (1327).
Su hijo, el rey Alfonso IV de Aragón, contrajo matrimonio con Leonor de Castilla el 5 de febrero de 1329 en Tarazona (no está claro si en el Convento de San Francisco o en la iglesia de San Miguel). En la ceremonia nupcial estuvo presente Alfonso XI de Castilla, hermano de Leonor, la infanta María de Aragón, esposa del difunto infante Pedro de Castilla, así como los infantes Juan, Pedro y Ramón Berenguer, hijos de Jaime II de Aragón. Alfonso IV entregó a su nueva esposa la ciudad de Huesca y otras villas y castillos pertenecientes a la Corona.23 En este encuentro real, Alfonso XI firmó un tratado con Alfonso IV, que también consignaron los embajadores del rey Alfonso IV de Portugal, por el que dichos monarcas se comprometían a no firmar treguas unilateralmente con el reino nazarí de Granada y a no amparar ni prestar ayuda a sus enemigos.
En la llamada Guerra de los Dos Pedros, la ciudad fue ocupada por las tropas castellanas durante nueve años y sufrió enormes daños; finalmente los aragoneses, con la ayuda francesa, recuperaron la ciudad en 1366. En su reconstrucción participaron activamente los hermanos y obispos Pedro Pérez Calvillo y Fernando Pérez Calvillo. El primero compró la Zuda en 1376 para convertirla en la casa del obispo y el segundo, cardenal, finalizó las obras de la capilla catedralicia donde ambos se encuentran enterrados. Tarazona fue también sede de una de las cinco juntas que se ocupaban de la persecución de los malhechores en el Reino de Aragón.
El municipio vuelve a ser escenario de Cortes del Reino de Aragón en 1483. Estas Cortes conllevaron la estancia durante cuatro meses de los Reyes Católicos en el palacio episcopal.
Tarazona recupera a lo largo del siglo XV la población que había perdido en el siglo XIV como consecuencia de las guerras y la peste. Sin embargo, con la unión de Castilla y Aragón (1479) la función defensiva de la ciudad dejó de tener relevancia.
Edad Moderna
En 1495 se vuelven a celebrar Cortes en Tarazona con la presencia de los Reyes Católicos. Los reyes se alojaron en el palacio episcopal y la sesiones tuvieron lugar en la cercana iglesia de la Magdalena. En el transcurso de las mismas se ordenó arzobispo primado de Toledo a Francisco Jiménez de Cisneros en la capilla de la Piedad del Convento de San Francisco. También se ordenó a Bernardo de Boyl como primer vicario apostólico de América, que partió en el siguiente viaje con Colón. Además, se decidió establecer y determinar la población de Aragón, llevándose a cabo el primer censo completo y fidedigno del reino.
El siglo XVI trajo consigo el despegue demográfico y económico en la ciudad, fundándose numerosos conventos. La pujanza económica llevó a construir una lonja para mercaderes, que en el siglo XVII pasaría a ser el palacio municipal. Con ello, el centro político, comercial y social del municipio se trasladó de la plaza de la Cárcel Vieja a esta zona, que pasó a denominarse plaza del Mercado. En ella también se celebraban los espectáculos taurinos.
En las Alteraciones de Aragón, provocadas en parte por el caso de Antonio Pérez, secretario real perseguido por Felipe II, Tarazona se puso de parte del monarca, tal y como hicieron el resto de ciudades del reino a excepción de Zaragoza. En 1592 se celebraron Cortes en Tarazona en la lonja en presencia de Felipe II. En ellas se reformaron los fueros para incrementar el poder real y evitar la repetición de las alteraciones. La figura del Justicia de Aragón vio limitadas sus atribuciones y pasó a ser elegido directamente por el monarca. Además, la Generalidad de Aragón vio recortadas sus competencias, especialmente en materia militar. Con esta ocasión también visitó la ciudad el príncipe Felipe, futuro Felipe III, que juró los Fueros de Aragón como heredero al trono del reino. En agradecimiento por el apoyo turiasonense a Felipe II, este regaló una coraza de plata labrada a la ciudad, la cual se perdió a comienzos del siglo XX.
La expulsión de los moriscos (1609-1610) supuso una importante pérdida para Tarazona, hasta el punto de que algunas poblaciones del valle del Queiles quedaron deshabitadas. Por otra parte, en 1644 la ciudad recuperó la reliquia de San Atilano, patrón de Tarazona. En 1658 falleció en la ciudad el escritor aragonés Baltasar Gracián, una de las grandes referencias del Siglo de Oro. Está enterrado en la fosa común del Colegio jesuita de Tarazona, hoy Hogar Doz.
En la Guerra de Sucesión, Tarazona apoyó al que sería el futuro monarca, Felipe V, quien en 1707 recompensó su fidelidad con los títulos de Fidelísima y vencedora ciudad y la Flor de lis borbónica, que luce en su escudo; además de otra serie de privilegios. Aunque el siglo XVIII conllevó el empobrecimiento de la ciudad, a finales de dicho siglo Tarazona era la segunda población de Aragón, solo superada por Zaragoza.
Edad Contemporánea
Gentío reunido en la localidad con motivo de la inauguración del ferrocarril Tarazona-Tudela en 1886 En el siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia, las tropas francesas ocuparon Tarazona en 1808 y la ciudad envió un representante a las Cortes de Cádiz para defender la Constitución. La ocupación duró hasta 1813. Después de la contienda comienza la industrialización de la ciudad, quedando incorporada definitivamente en la provincia de Zaragoza tras la reforma del Estado de 1833. Tras el ascenso demográfico a lo largo del siglo XIX y principios del siglo XX, Tarazona pierde parte de su función comercial y de servicios al quedar fuera de los nuevos ejes de comunicación.
Aun así, la Primera Guerra Mundial supuso un primer impulso para la industria textil, pero sería la guerra civil española la que curiosamente conllevaría un mayor auge económico, constituyendo un importante centro industrial en el que destacaba la producción de fósforos y la industria textil. La posterior crisis de ambos sectores así como la competencia planteada por la vecina Tudela supusieron un estancamiento en la demografía y en la expansión urbana de la ciudad.
En Tarazona nació en 1940 el político Gabriel Cisneros quien ha pasado a la historia como uno de los siete ponentes que redactó la Constitución española de 1978.
Las últimas Cortes de Aragón que tuvieron lugar en Tarazona fueron en 1987. Ese año se celebró en el Salón de Obispos del Palacio episcopal una sesión plenaria extraordinaria cargada de un gran simbolismo. El 2 de diciembre, las Cortes eligieron como 67.º Justicia de Aragón a Emilio Gastón,26 el primer Justicia tras 280 años de su abolición definitiva, con los Decretos de Nueva Planta de 1707. Gastón juró el cargo ante las Cortes y con la presencia en la sala de la arqueta que contenía los restos óseos del Justicia Juan de Lanuza V. Tanto la fecha como el espacio fueron elegidos de forma simbólica, ya que en ese mismo Salón de Obispos, el 2 de diciembre de 1592 Felipe II refrendó con su firma las Cortes de Tarazona de 1592. Ello supuso el final de la concepción del Justicia como contrapoder al rey y la decapitación unos días después de Juan de Lanuza V. Con las Cortes de 1987 quedó restaurada esta institución, 395 años después de que en el mismo lugar fuese cercenada y despojada de su esencia y función.
Tarazona se encuentra en el extremo occidental de la provincia de Zaragoza, en la comunidad autónoma de Aragón. Es la capital de la comarca de Tarazona y el Moncayo1. Aquí tienes algunos detalles sobre su geografía:
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Ubicación: Tarazona está situada a 86 kilómetros de Zaragoza, a 10 kilómetros de la provincia de Soria y a 7 kilómetros de la Comunidad Foral de Navarra.
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Río Queiles: La ciudad se encuentra en el valle medio del río Queiles, lo que le proporciona un entorno natural diverso.
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Proximidad al Moncayo: Está a 14 kilómetros de las faldas del Moncayo, una montaña que es un punto de referencia importante en la región.
- Ecosistemas: El término municipal de Tarazona presenta una gran variedad de ecosistemas, desde zonas áridas cercanas al río Ebro hasta las cumbres del Moncayo. Esto le otorga una notable biodiversidad en flora y fauna.
El clima de Tarazona es cálido y templado, con influencias tanto continentales como mediterráneas. Aquí tienes algunos detalles:
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Temperatura Media Anual: Aproximadamente 12.9°C.
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Precipitaciones: La precipitación anual es de unos 539 mm, con lluvias distribuidas a lo largo del año1. El mes más seco es julio, con 32 mm de precipitación, mientras que mayo es el mes más lluvioso con 63 mm.
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Veranos: Los veranos son cálidos, con temperaturas que pueden alcanzar los 28-29°C en julio y agosto.
- Inviernos: Los inviernos son fríos, con temperaturas que pueden bajar a 4-5°C en enero.
La economía de Tarazona se caracteriza por su diversidad y su fuerte tradición industrial. A pesar de no estar situada en uno de los principales ejes de comunicación, la industria desempeña un papel muy importante en la economía local.
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Industria: Representa aproximadamente el 47% de la actividad económica. Tarazona cuenta con dos polígonos industriales, donde se encuentran empresas de sectores como el automovilístico, la fabricación de piezas de avión y componentes electromecánicos.
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Servicios: Este sector es el más importante en términos de empleo y actividad económica, abarcando un 19% de la economía local.
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Comercio: Tradicionalmente, el comercio ha sido uno de los sectores más pujantes, manteniendo su posición de referente comercial en la comarca.
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Construcción: Representa el 16% de la actividad económica, contribuyendo significativamente al desarrollo urbano y de infraestructuras.
- Agroalimentario: Aunque menos predominante, este sector también tiene presencia, especialmente en el Polígono Industrial de Cunchillos.
Tarazona cuenta con una rica herencia cultural y arquitectónica. Aquí tienes algunos de los monumentos más destacados que puedes visitar:
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Catedral de Nuestra Señora de la Huerta. Esta catedral es uno de los monumentos más impresionantes de Tarazona. Construida entre los siglos XIII y XVI, combina estilos gótico y mudéjar.
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Plaza Mayor y Ayuntamiento. La Plaza Mayor, también conocida como la Plaza del Mercado, alberga el Ayuntamiento de Tarazona, un edificio con una fachada decorada con estatuas de personajes mitológicos.
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Barrio Judío. El barrio judío de Tarazona es uno de los mejor conservados de España. Aquí puedes pasear por sus estrechas calles y descubrir la historia de la comunidad judía que vivió en la ciudad.
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Palacio Episcopal. Este palacio es otro de los edificios emblemáticos de Tarazona. Su arquitectura y su historia lo convierten en una visita obligada.
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Plaza de Toros Vieja. Una de las plazas de toros más antiguas de España, con una estructura única que merece la pena visitar.
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Iglesia de San Miguel Arcángel. Originalmente una mezquita, esta iglesia ha sido reformada y ampliada a lo largo de los siglos, y es un ejemplo interesante de la arquitectura religiosa de la región.
- Ermita de San Juan Bautista. Situada junto al manantial del Ojo de San Juan, esta ermita es un lugar pintoresco y tranquilo para visitar.
Tarazona es una ciudad rica en historia y cultura, con una mezcla fascinante de influencias cristianas, judías y musulmanas. Aquí tienes algunos aspectos destacados de su patrimonio cultural:
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Cultura Mudéjar: Tarazona es conocida por su arquitectura mudéjar, una fusión de estilos cristianos e islámicos. La Catedral de Tarazona es un excelente ejemplo de este estilo.
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Fiestas y Tradiciones: Además de las fiestas en honor a San Atilano, Tarazona celebra otras festividades como la Semana Santa, que es muy significativa en la región.
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Patrimonio Histórico: La ciudad cuenta con numerosos monumentos históricos, como el Palacio Episcopal y la Iglesia de Santa María Magdalena.
- Eventos Culturales: A lo largo del año, Tarazona organiza diversas actividades culturales, incluyendo exposiciones, conciertos y ferias.
Las fiestas de Tarazona en honor a San Atilano se celebran del 27 de agosto al 1 de septiembre. Uno de los eventos más destacados es la Salida del Cipotegato, que tiene lugar el 27 de agosto a las 12:00 del mediodía. Durante este acto, un personaje disfrazado de arlequín recorre las calles mientras los asistentes le lanzan tomates.
Además de la Salida del Cipotegato, las fiestas incluyen una variedad de actividades como desfiles, talleres infantiles, corridas de toros, conciertos y verbenas12. Es una celebración llena de tradición y diversión para todos los públicos.
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11 de septiembre de 2024
Reseña de Tarazona
En la parte más alta de la ciudad, entre la plaza del Ayuntamiento y un mirador sobre el río Queiles, merece la pena callejear por la antigua Judería, admirar las Casas Colgadas y luego las vistas de la otra orilla. En verano, además, esta ruta garantiza una agradable sombra.
11 de septiembre de 2024
Reseña de Tarazona
Callejuelas estrechas e irregulares, muy medieval, con las impresionantes casas colgantes, construidas sobre peñascos.
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